Mujeres ayer y hoy

Duración: 6 semanas. Del 20 de abril al 25 de mayo 2021

Secuencia: 1 sesión semanal, los días Martes de 18.30 a 20.00 hrs.

El curso pretende entregar información y reflexionar acerca de algunas mujeres de la Antigüedad a la Modernidad, escogiendo algunos personajes del mundo mesoriental antiguo como de la época moderna.

Hay una creencia generalizada que señala que las mujeres en la antigüedad -y hasta no hace mucho- vivían en una sociedad patriarcal en la que se encontraban sometidas. La mitología, así como también algunas mujeres detentaron un poder extraordinario y entre ellas, destacan figuras señeras como las matriarcas en la literatura bíblica, las egipcias Hateshepsut y algunas divinidades femeninas, especialmente Inanna/Ishtar cuyo poder excedió los límites de la Mesopotamia.

En lo que respecta a las mujeres modernas, haremos un recorrido y análisis de la vida y la obra de mujeres de vanguardia como Rahel Varnhagen, Hannah Arendt y Simone de Beauvoir, con tal de reflexionar acerca de cómo cada una de ellas hizo frente a las crisis de su tiempo, lo que quizás nos de luces para enfrentar la crisis de la modernidad que vivimos en la actualidad. Todas ellas fueron mujeres que lograron reunirse entorno a “una mesa” con los “igualmente distintos”, para rescatar “el diálogo entre pensadores”, citando las palabras de Arendt, lo que posibilitaría que personas diferentes entre sí se sientan en conjunto, ocupando un lugar desde diferentes puestos y posiciones y, por ello, que escuchen y observen a los demás, cada uno desde su propia perspectiva, generándose así el diálogo y el mundo común.

Ejes temáticos del curso

• Ishtar  diosa de la guerra y del amor, de la fertilidad y la fecundidad, símbolo de la tierra madre y principio femenino del ciclo vegetativo, es una de las figuras más importantes del panteón mesopotámico, cuy culto excede los límites de la antigua Mesopotámica. Como diosa del amor y de la fecundidad, debe necesariamente velar por el matrimonio, la fertilidad y fecundidad de los hombres, los animales y la vegetación, para lo cual el rito de la hierogamia o matrimonio sagrado era esencial. En el espectro político, a ella competía el otorgar a los reyes su poder, investirles su realeza y determinar la duración de sus reinados, guiar a los ejércitos a la victoria y, en última instancia, era quien gobernaba las ciudades y manejaba, en cierto modo, a las otras divinidades.

• Hatshepsut, la “primera entre las mujeres nobles”, regente de su hijastro Tutmes III, en un mundo que parece ser solo de hombres, llega a detentar el título de faraona. Si bien inició su reinado como mujer, a poco andar se hizo representar como faraón. Parte de su historia fue borrada, rastro de ello lo encontramos en su Templo ubicado en Deir el Bahari.  Hatshepsut no fue la primera ni la última mujer en reinar y a la que se considera como uno de los mejores “faraones” de la dinastía XVIII. Junto a su historia revisaremos el tema de “lo femenino” en Egipto.

• Las matriarcas. Un texto talmúdico señala que “la mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser su igual, debajo del brazo para ser protegida y al lado del corazón para ser amada”. Las figuras de las matriarcas bíblicas servirán para introducirnos al tema de “lo femenino” en el texto bíblico.

• Hannah  Arendt y Simone de Beauvoir:  Mujeres de vanguardia de la época moderna, quienes lograron vincular de forma exitosa su experiencia de vida con su pensamiento, donde aquellos sucesos que les pasaron y aquello sobre lo que pensaron estuvo muy cerca de su biografía. Fueron capaces de convertir su pensamiento en formas creativas de expresión, como manera de redimir sus propias vidas, casi como si optaran en utilizar la reflexión, “el pensamiento autónomo”  o “el pensar sin barandillas” como formas de salvación terapéuticas y creativas.

• Rahel Varnhagen y los salones berlineses: Para comprender el papel que tuvieron las mujeres de vanguardia europeas, podemos recurrir a Rahel quien reunió en su salón a la mayor intelectualidad de su época (siglo XIX). Círculos donde se vivía en una existencia igualitaria entre miembros de distintas religiones, entre hombres y mujeres, configurándose una aproximación de espacio público, donde las cosas podían verse por muchas personas en una variedad de aspectos, pero sin cambiar cada uno de identidad, de tal forma que como dice Arendt “quienes se agrupan a su alrededor sepan que ven lo mismo en total diversidad (y) solo allí aparece auténtica y verdaderamente la realidad mundana”.