Profesor de la Universidad de York de visita en la Universidad de Chile

Alan Durston: "El quechua era verosímil y prestigioso como una herramienta de comunicación política"

Conferencia "El quechua y los inicios del Perú republicano"

Alan Durston es doctor en antropología por la Universidad de Chicago y magíster en historia por la Universidad de Santiago y la Universidad de Cambridge. En sus investigaciones combina distintas disciplinas como la lingüística, la historia y la antropología, realizando cruces teóricos. En la presentación, el profesor Jorge Hidalgo destacó su participación en el programa de investigación donde compartieron, el cual estudia la historia de los pueblos andinos de Arica, Tarapacá y Atacama desde el siglo XVI hasta comienzos del XIX. Allí Alan Durston publicó artículos con el resto del equipo, además de realizar labores como paleógrafo.

En la conferencia, presentada en la Sala de Conferencias de la Facultad de Filosofía y Humanidades, el profesor Durston dio cuenta de cómo fue afectado el quechua por las transformaciones políticas de los siglos XVIII y XIX, intentando matizar una serie de aspectos que tienen que ver con la narrativa historiográfica y con la idea de declive de la lengua conforme se constituye Perú como república.

Durston comenzó su exposición presentando un mapa con datos de un censo realizado en 1940 en el que se destaca la población quechuahablante con cifras que muestran un 99% de hablantes en la Sierra Sur y entre un 80% y 85% de población que sólo hablaba quechua. Es así como propone una mirada renovada, pues es interesante apreciar el desconocimiento del castellano, más que el conocimiento del quechua, lengua con un uso extendido.

La cronología indica que en Perú, a comienzos del siglo XX, aún existían colegios con clases en quechua para élites autoconsideradas "blancas". Sobre este dato, el profesor Durston explica que el quechua escrito en el siglo XVII posee una amplia y variada literatura que corresponde a discursos políticos y sermones eclesiásticos, principalmente. Para el siglo XVIII el corpus es menor, pero aún se ven ejemplos como obras de teatro en quechua, las que son anónimas, pero que según Durston probablemente hayan sido escritas por sacerdotes.

Con la llegada de las reformas borbónicas comienza un serie de políticas lingüísticas destinadas a abolir las lenguas indígenas como la Cédula Real de 1770 que ordenó la "extinción de las lenguas indígenas". En 1781 con la sentencia de ejecución de Tupac Amaru, luego de la rebelión, se radicaliza la posición y se ordena que en el lapso de cuatro años los “indios” deben aprenden el castellano. La nueva división administrativa en intendencias y la creación de escuelas con la finalidad del cambio lingüístico vienen a completar esta política. Sin embargo, no existe evidencia de la eficacia de esta medida, según explica el profesor Alan Durston. La rebelión de Tupac Amaru significó una pérdida de estatus del quechua, debido a la caída y muerte de muchos caciques, pero no una caída demográfica de la lengua.

Entre 1810 y 1813, durante el proceso de independencia, existen proclamas patriotas en quechua, guaraní y aymará en el territorio del ex Virreinato de la Plata. Entre los autores de estos textos políticos en quechua se encuentran José de San Martín y Bernardo O’higgins quienes los utilizaron tanto como propaganda entre los hablantes de quechua como por su nivel simbólico. Durston cuenta que en su proclama O’higgins intentó hablar como un inca, utilizando un quechua antiguo, y que San Martín tenía cercanía con esta lengua y el guaraní.

“El quechua claramente tenía un importante peso político para los líderes criollos. De hecho, muchos líderes se imaginaban la independencia como la restauración del tahuantinsuyo. La inconografía patriota está llena de referencias indigenistas”, afirma Durston.

En el Primer Congreso Constituyente Peruano de 1822 hay una proclama que habla del quechua como la "lengua común", como lengua nacional.

“A pesar de las políticas borbónicas, durante la guerra de independencia, el quechua tenía un prestigio muy significativo todavía. El quechua era verosímil y prestigioso como una herramienta de comunicación política. Además fue relativamente fácil o rápido el desarrollo de un lenguaje político moderno en quechua”, señala Durston. Es así como conceptos como libertad, independencia, ciudadano e igualdad que estaban viviendo cambios, tenían un corelato en las lenguas indígenas.

En el siglo XX hay sólo un par de textos políticos escritos en quechua, dando cuenta de la difícil relación o la promesa no cumplida de los estados republicanos y las poblaciones indígenas. “El indigenismo desaparece rápidamente una vez que se logra la independencia”, explica.

“No podemos decir que en el siglo XIX el quechua haya recuperado su carácter semioficial, no hay duda de que la clase cacical desapareció, sin embargo resulta difícil usar el concepto de declive cuando en realidad se estaba expandiendo, demográfica y socialmente, y cuando el quechua tenía tanta importancia para la élite como comunicación con la sociedad”, concluye.

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