La relación y la construcción de historias como base para la indagación narrativa

Entrevista Emma Quiles, investigadora U. de Barcelona
Emma Quiles participó del panel Educación Continua: profesión docente y saberes pedagógicos, del Seminario Internacional organizado por SABERES DOCENTES y UNESCO.

Con motivo de su participación en el Seminario internacional "Profesión docente y educación continua en América Latina: aprendizajes y desafíos" realizado la semana pasada en la Casa de Bello y organizado por SABERES DOCENTES y UNESCO, la Doctora Emma Quiles Fernández, investigadora de la Universidad de Barcelona, concedió un espacio de su agenda para dialogar sobre la indagación narrativa y algunos de sus alcances.

“Para mí es un placer estar aquí. Es segunda vez que estoy en Chile y esta tierra se está convirtiendo en algo familiar, de una manera que emociona mucho, ya que nos une una preocupación respecto a la mirada en la que atendemos a las familias, a los niños y niñas, a los jóvenes y a los maestros y maestras. El movimiento que se está desprendiendo desde este seminario, y fruto de esta invitación, tiene que ver con una preocupación por cómo miramos y atendemos los espacios educativos, lo que es una preocupación desde Chile, España y Canadá, donde también me estoy formando. Si bien atañe a un presente, también tiene que ver con una historia del pasado y cómo nos imaginamos a las futuras generaciones de docentes funcionando en las escuelas”, señala Emma antes de entrar a un conversatorio con académicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

¿Cómo podríamos definir qué es la indagación narrativa?

¡Arriesgada pregunta eh! (ríe). Yo creo que la indagación narrativa pretende quitarnos un poco el peso de la investigación tradicional, para empezar a atender los movimientos vinculados a la vida que ocurre en el aula y que no pasa por un número, ni por una calificación, ni por un libro. Sino que pasa por un saber, por una historia y por una serie de relaciones que se dan. Entonces, la indagación narrativa pone la atención y el centro en la relación con los saberes, la relación entre quienes forman parte del acto educativo y el modo en el que habitamos el mundo. La indagación narrativa, que no es investigación narrativa, precisamente reivindica el modo de estar junto a otras personas en educación, sin encorsetar la relación y sin cosificar el saber.

¿Cómo se genera ese entendimiento?

Yo creo que se genera en primera persona, es decir, desde lo propio para luego ir al espacio común. Desde reconocer como maestro o como investigador, cuáles son las historias que sostienen nuestra práctica docente investigadora. Empieza con un movimiento personal, para luego, cuando nos encontramos con el otro, rescatar esas historias que ese otro o esa otra está poniendo en juego. Una de las fases de la indagación narrativa es respetar lo que el maestro hace. Yo no investigo sobre el maestro, sino que investigo junto a él y eso es muy diferente respecto a otro tipo de metodología, porque investigar junto a un maestro significa que yo no decido ciento por ciento lo que va a salir. Por ejemplo, en una publicación escribimos juntos, nos preguntamos y conversamos. La indagación va más allá del momento en el que yo estoy en el aula con el maestro y los niños y niñas.

¿Cómo se relaciona el saber pedagógico con la indagación?

Mediante historias. Son las historias o las narrativas creadas las que realmente se están poniendo en juego y son las que se comparten, pero no se trata solamente de contar. Jean Clandinin y Michael Connelly hablan de lo que es el movimiento, del vivir, contar, recontar y revivir, y ese movimiento tiene que ver con cómo pedagógicamente estamos haciendo crecer las historias. No se trata solamente de contar historias, sino de pensar con las historias para profundizar pedagógicamente lo que eso significa, es decir, cuál es el sentido y significado de la historia a nivel educativo, qué me pasa a mí cuando escucho esta historia, cuáles son las resonancias que a mí como investigadora o maestra me está generando esa historia.

Entonces, todo guarda relación con la formación continua del docente

Exacto, con la educación continua, con la formación continua, y algo que es muy importante, que es a nivel personal y profesional, porque yo no separo mucho eso del saber personal práctico con el saber profesional, sino que van de la mano, porque se construyen y se tejen, son saberes que están corporizados y que viven y que viajan con nosotros por donde vamos, independiente de los espacios educativos. Cuando estamos hablando de educación continua o de formación continua, formar parte de comunidades de pensamiento, tiene que ver también con indagar, con estar juntos y repensando el sentido de la educación.

¿Cuál es el potencial de esta transformación?

Dejar de mirar a los niños y a los maestros como números y empezar a mirarlos como personas en movimiento.

¿Cuál es el mayor aprendizaje conjunto con los profesores en este proceso?

Yo creo que lo primero es que nos queda mucho camino por hacer, y eso también nos hace mirar con ilusión y con esperanza el hecho que se pueda funcionar de otra manera en educación. Otra de las cosas que hemos aprendido, es que para el desarrollo profesional docente es importante revisitar y repensar las prácticas docentes. Necesitamos de otros espacios más allá de la escuela, porque la indagación narrativa, si bien empezó arraigada en la escuela, va más allá de la escuela, hay otros espacios en los que es necesario continuar indagando narrativamente y pensando pedagógicamente.

 

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