Presentación de libro:

"La crisis del multiculturalismo está asociada a la promesa incumplida de mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas"

Presentación del libro Crisis del multiculturalismo en América Latina

El libro propone mirar el multiculturalismo no solo como una política de reconocimiento, sino como una trama que es social y cultural. Para Claudia Zapata, la pregunta que anima y da inicio al libro apunta a si el problema gira solo en torno al reconocimiento de la diversidad cultural. De inmediato señala que no, que el asunto radica fundamentalmente en la transformación de las condiciones de existencia y las condiciones materiales de vida. Entonces se pregunta ¿Cuánta desigualdad soporta la diversidad? ¿Cuánto racismo? "Eso es lo que se encuentra en crisis desde el años 2000 hacia acá, con una conflictividad social que crece en todo el continente, la cual no es protagonizada solo por movimientos indígenas, pero sí fundamentalmente por ellos".

El libro, señala la Prof. Zapata, se instala como una crítica necesaria a los progresismos latinoamericanos y aborda la dimensión planetaria del problema. “Las luchas indígenas y en general de las comunidades que han visto invadidos sus territorios forman parte de una lucha global por la justicia distributiva y por un planeta habitable. Nunca ha sido solo un conflicto indígena. Las formas en que esas luchas se están desarrollando deben ser de todas y todos”.

Universalizar desde lo indio

Pensar el multiculturalismo como una política pública en Chile presenta un desafío en tanto que, si se revisa críticamente, da cuenta de un punto de vista que folkloriza y despolitiza. Discutir, por lo tanto, sobre el multiculturalismo es fundamental, en palabras de Claudio Alvarado Lincopi, historiador de la Comunidad de Historia Mapuche.

Para Alvarado Lincopi "la crisis del multiculturalismo está asociada a la promesa incumplida de mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas y de salir de la condición de marginalidad". El multiculturalismo sería la respuesta neoliberal a la lucha que han desarrollado los pueblos indígenas. "Es así como la crisis del multiculturalismo se hace evidente ante la lucha de los pueblos indígenas como sucede hoy en Ecuador", señala.

Al caracterizar el multiculturalismo, sitúa el concepto en el momento en que "el neoliberalismo y las políticas de la identidad que admiten, celebran y consumen al otro, pero siempre a un otro permitido, construido por los mismos que lo toleran en un procedimiento colonial". En este sentido, señala que el pensamiento crítico contemporáneo se hace cargo de esta situación y apunta a "construir genealogías largas del pensamiento y las luchas indígenas en contraposición con las modas teóricas actuales. Pensar lo indio no como categoría cultural, mucho menos como categoría biológica, sino como la negatividad del colonialismo y reivindicar ese lugar impuro”.

Si el multiculturalismo volvió todo lo indígena como algo particular y local, Claudio Alvarado rescata la idea de universalizar desde lo indio. Articular los sistemas de opresión que son interdependientes, lo que Claudia Zapata, señala, denomina como interseccionalidad para pensar el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado. En este sentido, la dificultad radica en luchar tanto contra la fragmentación como la homogeneidad. “La izquierda tiene el desafío de mancharse de indio y observar con seriedad los horizontes civilizatorios allí articulados”.

En este sentido, rescató la frase de la activista ecuatoriana Dolores Cuacuango quien decía que “los pueblos indígenas somos como la paja del páramo, que la cortan y vuelve a crecer y de paja de páramo sembraremos el mundo. Hoy la ciudad de Quito está sembrado de paja de páramo, esperamos que la siembra se extienda por toda América Latina”.

Champurria, chi’xi, mapurbe: la reivindicación de la mezcla

Begoña Espinas, licenciada en Historia por la U. de Chile, activista lesbofeminista y educadora popular en el preuniversitario Mara Rita, destacó que la publicación de Cludia Zapata es una herramienta de formación política, la cual “viene a contribuir a la reflexión de reactivación social”, tensionando e interpelando el lugar del “ajedrez multicultural” en el que se encuentra cada quien.

Las categorías y la “construcción de representaciones otras” que plasma el multiculturalismo, tienen un origen en las más antiguas prácticas de diferenciación colonial. Estas definiciones, señala Begoña Espinas “son reacias a reconocer traspasos y transformaciones”. Por ello se explica que la pregunta por lo que prevalece se hace más importante que por lo que “se transforma y las condiciones en que esa transformación ocurre”. Desde allí señala que la autora del libro critica las políticas estatales de reconocimiento multiculturalista -un Estado que se plantea neutral, pero que no lo es-, así como al campo académico que reconstruye representaciones funcionales al capitalismo.

“Si la crisis del modelo multicultural inicia con su incapacidad para transformar el modelo capitalista, la disidencia indígena, que radicaliza su posición, se vuelve perseguida y condenada: para el multiculturalismo el indígena es pasivo y el rebelde es terrorista”, explica Begoña Espinas, apuntando a la violencia que se ha desplegado por décadas y que tiene en los casos de los asesinatos de Berta Cáceres en Honduras y Macarena Valdés en Chile, su expresión concreta.

El libro, apunta, plantea una reivindicación de la mezcla -champurria, chi’xi, mapurbe-, la que no borra la pertenencia, sino que da cuenta de los procesos, que es disruptiva con el purismo y la idea de autenticidad. Asimismo la crítica interseccional al multiculturalismo contribuye a desarmar la idea de una sociedad cohesionada. “Claudia Zapata recoge críticas valiosas de destacadas voceras y activistas de Guatemala, Chile, Bolivia y Perú, entre otros, y las inscribe en un marco epistemológico más grande que es el del enfoque interseccional propuesto por las feministas negras en los años setenta en Estados Unidos, vinculando los feminismos negros con los del tercer mundo y haciendo conexiones sobre sus posturas frente a la cultura, la exotización, el trabajo doméstico racializado y las aparentes obligatoriedades de la tradición”.

Al finalizar, Begoña Espinas invitó a observar las similitudes y estrategias de control que el neoliberalismo multicultural impone sobre la sociedad “para recordarnos que si sumamos a todos los grupos tachados despectivamente de minorías construiríamos una gruesa mayoría y la verdadera minoría, blanca, capitalista y patriarcal, dejaría de gobernar y decidir sobre nuestros asuntos”.

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