Desde el dieciocho de octubre pasado, se ha venido desarrollando una gran movilización nacional en que han participado sectores mayoritarios del país y de la que también han sido partícipes, de modo importante, los miembros de nuestra comunidad universitaria. Profesores, funcionarios y, con especial protagonismo, estudiantes de nuestra Facultad se han comprometido en el movimiento por una vida más digna y justa, una nueva Constitución y el reconocimiento de los derechos sociales. La realización de encuentros, cabildos y claustros así como la participación en movilizaciones y en la discusión pública nacional dan cuenta de una Facultad que está fuertemente implicada, desde su perspectiva, en el actual proceso de cambios.
En este contexto, la ocupación que ha sufrido la Casa Central de la Universidad de Chile por parte de un grupo de estudiantes, varios de ellos de nuestra Facultad, constituye un acto que se ha impuesto de hecho, sin considerar al conjunto de la comunidad universitaria y generando confusión entre sus miembros. Esta situación ha afectado, en especial, a los trabajadores de la Casa Central, quienes han visto coartadas sus posibilidades de deliberar y participar desde su lugar de trabajo. Más ampliamente, ha afectado a la Universidad en su conjunto, pues la Casa Central constituye un espacio en que la comunidad toda se encuentra, dialoga y se relaciona con el resto de la sociedad. Estas actividades, particularmente importantes hoy, se han visto imposibilitadas por una ocupación que sacó a la comunidad de su espacio más significativo y de mayor relevancia histórica.
Por otra parte, la Asociación de Funcionarios de los Servicios Centrales ha informado sobre el descuido del patrimonio de nuestra Casa Central. La Facultad de Filosofía y Humanidades ha tenido, entre sus funciones históricas, la preocupación por el cultivo y la preservación del patrimonio cultural del país, razón por la cual esta información nos resulta especialmente preocupante. El patrimonio cultural del edificio pertenece a todos los chilenos y está bajo el cuidado de la Universidad. Esto supone una responsabilidad de todos los miembros de la comunidad -académicos, funcionarios y estudiantes- para con su pueblo y las generaciones futuras.
La Facultad de Filosofía y Humanidades rechaza esta toma por las razones que anteceden y llama a quienes la mantienen, a bajarla e integrarse al trabajo que, de modo coordinado y democrático, lleva a cabo la comunidad universitaria.
DECANATO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES