"Lo que los profesores demandan está relacionado con qué educación queremos para nuestro país"

Estudiantes del DEP sobre movilizaciones en apoyo a demandas docentes

Ana Rojas y Seryho Astudillo están cursando el último semestre de la carrera de Licenciatura en Educación Media con mención en Biología e Historia respectivamente y han participado de manera activa en las distintas iniciativas impulsadas por los estudiantes de pedagogía de la Universidad de Chile. Trabajan para que su voz y apoyo al movimiento de profesores también se escuche en el debate público. Saben que este proyecto puede marcar definitivamente la forma en que ejerzan su carrera y el futuro de la educación pública en nuestro país.

“El contexto histórico que estamos viviendo es particular y muy importante porque va a incidir al menos en nuestros primeros diez años de ejercicio laboral”, explica Seryho Astudillo.
¿Cuál es el rol de los estudiantes de pedagogía en esta discusión? ¿Cómo se han involucrado? ¿Qué se juega para ellos en este proyecto de Ley?

“Nuestra movilización nace como respuesta al actual proyecto de carrera docente que lanzó el gobierno, porque consideramos que tal como está concebido va en contra de la dirección que apunta a mejorar condiciones laborales del profesorado, porque eso también repercute al interior del aula. Decidimos paralizar porque queremos ser activos en este movimiento y apoyar como estudiantes de pedagogía el paro de profesores”, señala Astudillo.

Para Ana Rojas, “el proyecto de carrera docente se enmarca en una lucha más global. Se evidencia un malestar en todo ámbito, en las diferentes aristas del mismo gran problema de la educación pública”.

Los estudiantes de pedagogía intentan mostrar que la lucha de los profesores tiene un destino final compartido con la de los estudiantes: lograr una mejor educación pública.

“Se tiende a aislar la lucha de los profesores y la de los estudiantes, pero están bastante conectadas. Lo que los profesores demandan está relacionado con qué educación queremos para nuestro país. Los estudiantes y profesores no han juntado sus fuerzas. Es la misma lucha por una mejor educación pública”, explica Astudillo.

Una de las principales preocupaciones de los estudiantes se relaciona con el escaso desarrollo que el proyecto da a la formación inicial docente.

“¿Hasta qué punto nuestras prácticas y título sirven?, ¿mi formación docente sirve?”, se cuestiona Ana, para quien la “supervigilancia” y la sobre regulación genera muchas preguntas. “No se está evaluando a las universidades ni a los centros que forman profesores sino a los individuos”, dice.

“El proyecto de carrera docente buscaba frenar a los malos profesores. Sin embargo, al estar el mercado dominando la educación, la desregulación provoca un exceso de profesores saliendo al mundo laboral. El Estado no se ha hecho cargo de cuántos profesores requiere el país. Muchos estudiantes entran a carreras no acreditadas. Hay que saber cuántos profesores necesita el país al año. Que egresen profesores malos no es culpa de los profesores sino de los programas de los que egresan”, señala Astudillo.

El estudiante de licenciatura en Educación Media con mención en historia tampoco está de acuerdo con los recursos que se destinarían a la reforma. “La ministra decía que no hay plata para financiar lo que implica tener más horas no lectivas. Pero la respuesta es pobre porque en Chile sí hay plata, pero está mal distribuida. La reforma tributaria fue un fracaso. Si existiera un 25% de royalty, por ejemplo, podríamos financiar toda la reforma y este discurso de que no hay plata se cae por su propio peso”.

Para Rojas, “en la lógica en que se inscribe el proyecto está implícito este modelo de libre mercado, se cree que el aprendizaje es sólo en el aula, y que es un proceso hermético entre un profesor y los 45 niños. Pero el proceso de educación no ocurre sólo en el aula, es contextual, colaborativo, pasan muchas otras cosas. ¿Cómo se cree que en una sala pasa todo cuando los niños llegan con hambre?”.

Como futuros profesores y en base a sus propias experiencias de prácticas, su análisis es que el proyecto no fomenta el apoyo colaborativo. “¿Cómo un profesor en una sala de clases va a fomentar el trabajo en equipo en sus clases si no es capaz de trabajar en su colegio de esta forma, con sus colegas?. Este proyecto habla de mejorar la educación, pero no incluye aspectos como investigación educativa”, explican.

El número de alumnos por sala también es un tema clave para ellos. A juicio de Astudillo, “el actual sistema no permite innovar o conocer más a sus estudiantes, por ejemplo. El proceso mejora cuando hay una mejor relación. Esta relación dialógica necesita tiempo, espacio y confianza”.

Respecto a las actuales propuestas que buscan el retiro del proyecto de ley o avanzar en la discusión del en el Congreso, comprenden y justifican las desconfianzas del movimiento docente “porque el sistema político está en tela de juicio. Estamos casados respecto a cómo se está llevando todo. Espero que no termine a puertas cerradas. Ya adelantaron las vacaciones en muchas municipalidades. Hay situaciones desmovilizadoras. Empiezan a haber otras presiones, como no pagar los sueldos”.

Seryho Astudillo se refiere a experiencias anteriores en materia de acuerdos y vienen a su memoria cierres sin final feliz. “Cuando la ciudadanía ha impulsado esta demanda, siempre sale del Congreso de manera muy distinta a como se impulsó. Lo que no debiera pasar es que se excluya a la voz del profesorado de base. Queremos que sea una salida democrática, sustentada en lo que los profesores de base quieren. Si ellos quiere que se retire el proyecto, que se saque, si se quiere indicaciones, que se juegue ahí, pero que sean los profesores lo que decidan”.

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